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  • Nancy Ramos Mancilla

El eco vegetal

Imagina la selva. Ahora imagina un fuerte viento agitando las ramas de los árboles; sólo puedes distinguir el vaivén de las tonalidades verdes y escuchar el silbido que provoca el viento al pasar entre estas ramas; las nubes grises que se acercan, revelan una tormenta inminente. Las gotas gruesas comienzan a caer con fuerza sobre todo lo que se interponga a su paso al suelo. Entonces hojas, flores, granitos de suelo y frutos caen al piso para formar una alfombra de restos orgánicos, que con las condiciones adecuadas, dará lugar a un nuevo comienzo vegetal. Me refiero especialmente a las semillas, aquellas partes de plantas y árboles que permiten la preservación y renovación de la naturaleza. Las semillas contienen todo lo necesario para poder dar lugar a una nueva planta, de la cual se obtendrán beneficios como alimento u ornato.

Fuente imagen: viaorganica.org

Es muy probable que a diario convivas con las semillas y que hasta te hayas comido algunas, escupido unas y aventado otras. Las semillas son parte fundamental de la alimentación humana y animal, se encuentran al interior (o a veces en el exterior, como en el caso de las fresas, Fragaria) de las frutas y verduras que consumimos. Nos hemos peleado tantas veces con las semillas de la sandía (Citrullus lanatus) y quisiéramos encontrar aquella que no las tuviera, para ya poder evitar el juego de la ametralladora (aunque debo admitir que es divertido), sin embargo esto no sería posible, ya que las semillas son la materia prima para la obtención de nuevos brotes, es decir vegetales, flores y frutos.


Así que, quiero contarte algunas cosas interesantes de ellas. Las semillas constan de tres partes: el embrión, los tejidos de almacenamiento y las cubiertas vegetales. El primero contiene las sustancias de reserva que ayudan a la semilla a desarrollarse y tiene estructuras que darán lugar a la nueva planta como la radícula, el talluelo y los cotiledones (hojas modificadas). Los segundos son los encargados de proveer a la semilla los nutrimentos necesarios hasta que la planta bien formada pueda realizar la fotosíntesis; esto permite que algunas semillas puedan permanecer en estado de latencia (una especie de sueño semillal) hasta que las condiciones sean favorables para su germinación. La tercera parte conocida también como testa, puede ser dura (durazno, Prunus persica, mamey, Pouteria sapota) o más o menos blanda (cítricos, Citrus), cuya finalidad es la protección y regulación metabólica de la semilla.


Puedes encontrar diferentes tipos de semillas en cuanto a su textura, color y tamaño, pues depende de la especie de la que se trate; existen algunas semillas muy ligeras como las de las orquídeas que pesan entre 0.3 a 14 µg (la millonésima parte de un kilo) y otras más pesadas como la del coco de mar que llega a pesar hasta 20 kg. Existen también diferentes modos de dispersar las semillas, puede ser por agua (hidrocoria), por viento (anemocoria), por animales (zoocoria), por los humanos (antropocoria) y autodispersión (autocoria). Los primeros dos modos son muy familiares, la lluvia y el viento pueden acarrear semillas; en el tercer modo los animales pueden llevar pegados a su pelaje o plumaje algunas semillas, o después de consumir algunos frutos, desecharlas por medio de las heces; para la cuarta forma es el agricultor quien elige cómo, cuándo y qué sembrar con un fin productivo u ornamental, y en algunos casos es más factible sembrar más de una semilla para que la tasa de éxito de brote sea mayor. Para el último caso, existen plantas cuyos frutos se deshidratan y se rompen, haciendo que las semillas contenidas salgan disparadas, como es el caso de la pata de vaca (Bahuinia variegata), una extraordinaria forma de propagarse.

Fuente imagen: pulsazione.es

Algunas de ellas son manipuladas genéticamente para que puedan “tolerar” algunas condiciones climáticas y/o plagas y enfermedades específicas, aunque esta operación se ha convertido en un negocio ventajoso para algunas empresas y ha significado la pérdida de la pureza genética de algunas especies; otras son seleccionadas manualmente (¿te has dado cuenta cuando algún pariente o amigo hace una selección de granitos de maíz?) para conseguir plantas semejantes. Considero que siempre será mejor conservar las semillas con su identidad genética intacta.


¿Te das cuenta de la historia que se encuentra en las semillas?

Un nuevo comienzo surge con una pequeña (mediana o grande) semilla. Tú mismo eres la semilla de tus padres, y ellos la de sus padres y así sucesivamente. Las semillas son importantes para la preservación y mejora de los individuos.


Somos semilla, somos continuidad.



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